Nos llena de asombro en estos días ver el maltrato de los talibanes a las mujeres: obligación de llevar burka en la calle, y hasta maltrato a alguna periodista por no hacerlo; prohibición a las mujeres a acceder a la universidad y a las escuelas –cosa que niega un mismo portavoz talibán entrevistado en vivo por CNN-; hasta salir a la calle sin un tutor masculino; y una larga lista de costumbres ridículas, no sólo para los “occidentales”, sino para cualquier ser pensante (subrayo la palabra pensante, para discriminar a los que por “respeto a otras culturas” les parece bien dejar hacer estos agravios contra la naturaleza humana, que es más profunda que una cultura buena o mala. Porque claro, las culturas no son “neutras” ni tampoco las sociedades. Una cultura o sociedad es buena, si me ayuda a ser bueno, si no, es mala. ¡Así de simple!

No falta la feminista que aprovecha para atacar la opresión de “las religiones” y del “patriarcado” a la mujer. Sin haber utilizado ni una neurona para pensar si todas las religiones enseñan lo mismo, y si todos los hombres tienen la culpa de los que hacen los musulmanes. Pero efectivamente, si se tragaron sin masticar los dogmas del feminismo, ¿cómo pedirles que razonen ahora? Les significaría a estas feministas desapegarse de los prejuicios que consumen en las redes y empezar a pensar libremente, objetiva y justamente,  y ese camino es peligroso! Acabo de escuchar de un ateo que dejó las redes sociales y hasta toda pantalla por  un mes o menos, y zás! Se convirtió a la fe católica. ¡Pensar es peligroso! Puede transformarnos la vida.

Es evidente, que el Islam siempre trató a la mujer como un objeto, sin mirar su dignidad de hija de Dios. Servía como un juguete coleccionable en Harems; a quien se puede torturar, mutilar, etc sin ninguna ley que la defiende. Ni que hablar si la mujer no es musulmana. Como sucede ya desde hace muchísimo tiempo en Egipto, y otros 25 países de África y 17 de Asia, donde los católicos y protestantes son perseguidos cruelmente por los musulmanes, incluso esclavizándolos en masa.

¿Y dónde estaba el grito de las feministas antes? ¿Por qué no dicen nada contra las tantas mujeres que engañadas, se casan con musulmanes en Europa, y luego van a vivir a los países musulmanes para ser tratadas como un trapo? Y esta historia no es reciente. Lleva ya 1.400 años! Es cierto que el tan atacado colonialismo europeo puso un freno a la horda musulmana, pero ya lo veía Belloc hace como un siglo, que en el Islam había una furibunda amenaza escondida, que cuando occidente le sacase el bozal, atacaría. Profecía cumplida!

Es cierto, que no es exclusividad del Islam el enseñar el desprecio a la mujer. Escribió Lutero que la mujer sólo sirve para procreación y prostitución… (Se lo comenté una vez a una mujer protestante, que se espantó de conocer la doctrina de su fundador. Si lo conociesen más, quizás no habría más protestantes). Este desprecio es enseñado también por el general de las religiones orientales, tan de moda hoy entre los que creen que sólo son dietas y sistemas de relajamiento y no formas de ver la vida y de actuar en todos los ámbitos.

Nuestro Señor Jesucristo dio vuelta esa concepción de la mujer, que había deformado el pecado original en las mentes y voluntades, y elevó tanto al hombre como a la mujer: eligió a una mujer para Madre, para la dignidad y santidad más alta que existe. La hizo reina de los ángeles y toda la creación. Y canonizó a millares de mujeres de todos los colores y oficios como ejemplo a seguir. Esa es la razón por la que varios países orientales, principalmente Corea del Sur, experimentan grandes conversiones la Iglesia Católica: les sorprende el amor y respeto con que las mujeres son tratadas.

¿Qué hacer? Evangelizar con todo medio que tengamos al alcance y en cualquier oportunidad que nos dé Dios. Porque el mejor antídoto contra el error es la Verdad, y contra el mal, es el Bien. Sólo cuando enseñemos la santa doctrina de Cristo, la falsedad que quiere afear el plan de Dios para la humanidad, irá cayendo por sí sola.

P. Gonzalo Viaña, MC

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